La vida es
un valioso tesoro que Dios nos brinda cada día al despertar. El abrir los ojos cada día para mí es un
privilegio que siempre agradezco porque no todos tuvieron la oportunidad de
poder hacerlo. Cada día es una
oportunidad de salir al mundo a brillar y dar lo mejor de nosotros. El perseguir sueños, vivir el día a día,
gritar, saltar, bailar, reír, llorar, de eso se trata. El tiempo lo tenemos en nuestras manos para
aprovecharlo, sólo uno tiene el control del reloj de la vida. La vida también nos da cantazos, de esos que
uno cae a lo más bajo y que es difícil volver a la cima. Nadie dijo que la vida iba a ser color de
rosa más también sabemos que las nubes grises son parte de nuestra historia y
que debemos dejarlas entrar pero a la vez dejar que se vayan. Tendremos momentos malos pero no debemos
dejar que ellos nos acerquen más a la muerte.
La vida es preciosa como para desperdiciar cada segundo de ella en
completa tristeza. Aprecia cada detalle
que se te presenta porque cada uno de ellos nos hace amar todo lo que hay a
nuestro alrededor. Hay que saber
aferrarse a la vida porque las tristezas vienen y van pero la vida sólo se
disfruta una vez y cuando ya nos la arrebatan de las manos no vuelve.
Aférrate a
la vida como un niño se aferra su peluche favorito. Recuerda que las tristezas y cosas malas no
dejan nada bueno sino que nos destruyen y no nos permiten ver el camino con
claridad. Aférrate a la vida como si no
hubiera mañana porque el hoy es el que cuenta, el mañana no sabemos si estará
destinado para nosotros. Aférrate a la
vida y apréciala según como venga porque no hay mejor regalo que el estar vivo,
que el poder crear y contar nuestra historia y sentirse orgulloso del legado
que se dejará a las futuras generaciones.
Aférrate a la vida de manera especial:
levántate cada día con un plan y hazlo realidad, a veces saldrá a veces
no pero siéntete bien de que no desperdiciaste ningún segundo acostado/a en la
cama viendo a los otros hacer realidad sus sueños. Lucha por tus anhelos, aventúrate a las
nuevas experiencias y saca de ellas el fruto del éxito. Disfruta junto a los seres que amas, conoce
gente nueva, saca al mundo la mejor versión de ti y que de una manera u otra
todos sepan que viniste al mundo para cumplir una misión: aferrarte a la vida con ilusión y propósito.
Aférrate a
la vida hoy, no esperes más porque cuando ya te sientas listo para aferrarte a
vivir puede que sea demasiado tarde.
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