Silencio Sepulcral

 

La vida tiene sus días:  de esos en que uno sonríe sin parar y otros que son de cielos grises y de eterna desolación.  Hoy es uno de esos días en los que la vida no está bien.  Quien pensaba que la vida es todo color de rosa vive en una fantasía, la vida duele en tiempo real.  Hoy es uno de esos días en el que quieres que alguien te escuche pero hablas y todos parecen de oídos sordos.  Te sientes ignorado(a) y en tremenda frustración ya que sientes que no tienes en quien apoyarte cuando más triste estás y sin embargo estas para todos y ellos no lo ven.  En esos momentos es cuando uno más siente que debe mantener un silencio sepulcral.

La vida a veces es demasiado injusta ya que tiene muchas cosas muy mal repartidas.  La gente que no merece X o Y cosa la tienen en abundancia y el que realmente la necesita carece de ella.  Así mismo pasa con la felicidad:  quien la tiene de más no la comparte con los que de verdad no tienen ni una pizca de ella.  A veces no vale la pena expresar nuestro sentir si simplemente nadie te va a escuchar.  Es mejor hacer un silencio sepulcral y llorar en nuestro rincón que conoce nuestras tristezas más profundas.  Se llora hasta el cansancio y se piensa en lo doloroso de saber que esas personas que tú creías que eran tus verdaderos confidentes simplemente te escuchan pero ignoran tus sentimientos.  En ese rincón uno se siente sólo y aunque haya gente alrededor todos son invisibles para nuestro entorno.  A veces uno desearía que se pusieran en nuestro lugar y supieran toda la carga que uno tiene en el alma pero pues vuelvo y digo el mundo tiene algunas cosas muy mal repartidas.

El silencio sepulcral es el arma más poderosa que podemos tener.  Si nadie nos quiere escuchar pues vamos a hacer silencio.  Dejemos que el tiempo nos sane a su manera y que solos nos podamos reponer y seguir nuestra marcha.  Cuando las personas que nos rodean vean que no decimos nada sabrán que algo estaba pasando y cuando nos pregunten ya nos habremos levantado sin ayuda de nadie.  Vamos a hacer nuestro silencio sepulcral de una manera fuerte, que se haga sentir el mensaje sin decir una sola palabra.  Verán la diferencia que hace el ser escuchado con tan sólo mirar a la persona y que sus ojos lo digan todo.