Ni
el dinero del mundo puede comprar el amor que le tenemos a la vida ni a las
personas que tenemos a nuestro alrededor.
El dinero y las pertenencias materiales no son tan importantes como el
amor, la familia entre otros valores positivos.
El dinero se acaba pero el amor perdura hasta la eternidad. Lo material se pierde y es difícil
recuperarlo pero el amor es fácil de volverlo a tener con nosotros. Lo material se mantiene a base de esfuerzo,
el amor, a base de cariño, felicidad y comunicación. La vida nos enseña a que debemos prestarle
más importancia a la familia y personas que nos rodean ya que ese amor nos
ayuda a construir el pasaje a la felicidad; el dinero también lo puede hacer
pero no te brinda la felicidad completa.
La lección que debemos grabarnos es que lo material y el dinero están de
manera temporal pero el amor es permanente y nada impedirá que se vaya de
nuestras vidas.
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