Decir
mentiras es no valorar los sentimientos que tiene la otra persona, es como si
te burlaras de su dolor y no te importara de que es un ser humano igual como
tú. El sentimiento de dolor siempre está
presente cuando nos mienten, es percibir que el mundo se nos cae encima y que
la confianza que tanto le brindamos a esta persona no vale nada. Ocultar una verdad es aceptar el ser testigo
de algo que está pasando pero que no se quiere revelar. Las personas no miden el grado de riesgo que
puede existir al ocultar la verdad. A veces
por miedo a decir algo que nos duela preferimos decir una mentira para evitar
ese dolor. Lo que las personas no se dan
cuenta es que decir una mentira causa mucho más dolor que cuando dices la
verdad al instante. La verdad es un
dolor pasajero pero la herida de una mentira dura toda una vida. La mentira separa a las personas y provoca
más problemas de los que la persona tiene.
Mientras más grande es la mentira más falsa es la persona que la
oculta. Toda mentira al final se sabe y
es mejor decirla de frente que esperar a enterarse por otros medios. Una mentira nunca se olvida pero la verdad
ayuda a poder minimizar el dolor.
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