La vida
pasa a toda marcha o a veces a su querido paso. Los sucesos van pasando sin parar y las
historias van tomando su lugar en nuestro libro de recuerdos. A veces vivimos la vida de manera tan
apresurada que olvidamos lo que es vivir un día a la vez.
El vivir un
día a la vez es un sentimiento muy hermoso que simplemente se disfruta mientras
sucede. Es apreciar cada detalle que se
nos presenta, hacer cada segundo nuestro y valorar todo lo que acontece. La vida se puede acabar mañana como también
puede ser en unos cuantos años y es importante el que seamos sumamente
agradecidos con el tiempo que estaremos prestados en esta tierra. Hay que vivir intensamente cada día como si
fuera nuestro último respiro. Cuando se
vive un día a la vez vemos y entendemos lo maravilloso que es estar vivo y que es
un privilegio el poder ver el hermoso mundo que Dios diseñó para nosotros. De cada momento se saca una reflexión, algo
muy íntimo de nosotros que nos hace ver lo frágil que podemos ser. Debemos aprovechar toda oportunidad que se
nos presenta pues tal vez mañana pueda ser demasiado tarde. Sabemos que siempre se nos van a presentar
situaciones que nos incomodarán pero debemos mantenernos firmes y no dejarnos
caer ante ellas. Somos seres fuertes que
lucharemos hasta el cansancio con el propósito de vivir un día a la vez.
No dejes
que la vida pase frente a ti sin dejar un poco de tu presencia en ella. Deja tu huella definida, que sea algo que
nadie jamás haya dejado. Eres un ser
único y si Dios te permitió estar aquí:
¿Por qué vas a desperdiciar la oportunidad de decirle al mundo quién
eres? Anímate a ser feliz y disfrutar de
este instante llamado Hoy.
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