Hay momentos en la vida en que uno necesita caminar.... caminar para pensar de todo un poco. La vida nos ha llevado a una monotonía en la cual se nos va el tiempo y no nos quedamos con nada. Cuando nos sentamos a pensar evaluamos nuestra vida paso a paso. Nos damos cuenta de todo lo que hemos realiza y lo que hemos vivido: una montaña rusa de aventuras. A veces nos echamos a llorar cuando nos abarrotan los recuerdos tristes y es que aunque hayamos superado el momento siempre hay una huella que se queda. Cuando nos ponemos así sólo debemos pensar lo siguiente: ya pasó y no estamos solos.
La vida me ha dado duras pruebas de esas en que me he querido rendir una y otra vez pero siempre está esa voz interior que me dice: nl estoy sola. Esa voz me levanta una y otra vez y cuando uno deja la tristeza todo está más claro.
No estoy sola porque tengo a Dios que siempre está para mi por más sola que me sienta. Me ama con todo y defectos, soy una de sus adoradas princesas por la eternidad. En Él siempre confío y me agarro de sus brazos para seguir adelante. No estoy sola porque sé que me tengo a mí, me amo tal cual soy y aunque no sea perfecta y la vida me siga dando pruebas soy y seré inmensamente feliz. No estoy sola porque estoy rodeada de muchos seres de luz que iluminan mi andar para que ya no sea uno gris. Gracias a ellos puedo también ver la vida desde una mejor perspectiva: una que agrada el corazón. No estoy sola porque tú no estas solo. Yo siempre acompañaré a quien lo necesite sin pedirlo porque en las miradas se ve esa falta de compañía. No hay más bello que dar cariño y estar presente para otros.
No estoy sola porque simplemente no quiero, no lo permito. La mente es traicionera y te puede jugar en contra cuando más débil estes. Nunca permitas ese vacío de soledad, es duro porque lo he vivido, no es nada bonito pero uno aprende a levantarse. Aprende a adoptar la filosofía: no estoy solo/a y ve por la vida dejando tu huella.
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