En algún
momento de la vida hemos escuchado la trillada frase “El amor no es para
mí.” Creanme, yo también la he llegado a
expresar en alguna etapa de mi vida. Y
es que cuando llegamos hasta este punto es equivalente a que hemos sido bien
lastimados por causas del amor. Nuestra
mente se bloquea de manera automática y dejamos de creer porque vemos que todos
a nuestro alrededor son felices en esta área mientras que nosotros hemos
recibido una herida tras otra. El
corazón se queda con una leve esperanza que se va alimentando de este
sentimiento pero la perdemos cuando nos topamos con la cruda realidad.
De niños
nadie se interesaba por el amor pero al llegar a la adolescencia todos
queríamos ser parte de las historias que se viven a cada instante. Lo que no contábamos es que aparte de la
felicidad que se siente íbamos a vivir momentos de intensa tristeza. Allí es cuando deseábamos volver a ser niños
para solo interesarnos por ser felices porque cuando pasamos por las
desilusiones es que empezamos a decir “El amor no es para mí.”
Cuando
decimos “El amor no es para mí” estamos expresando que ya no nos importa si esa
persona especial llega o no a nuestras vidas.
Cerramos las puertas del corazón y nos alejamos de todo el entorno romántico
porque no soportamos ni hasta el más mínimo detalle. La tristeza nos ahoga en el mar de la soledad
y no logramos alcanzar la orilla de la salvación. Nos llegamos a convertir en personas frías y
no demostramos tanto amor en lo que hacemos y a las personas que nos rodean
porque en verdad no nos sentimos nosotros mismos. Sentimos un vacío extremo gracias a la
persona que nos lastimó y que el mismo tardará tiempo en sanar. En algunos casos llegamos a cometer locuras
para combatir ese exceso de soledad que nos dejó ese amor tormentoso. Nos adentramos en puras fantasías que al
final provocan que nos encontremos golpeados con la pared de la realidad.
Por qué
será que terminamos culpando al amor de nuestros desamores cuando la realidad
de la historia es que no debemos buscar culpables sino reflexionar en cuanto lo
ocurrido y ver en lo que se falló para tratar de no volver a caer. Allí es que nos daremos cuenta de las
respuestas que nunca vimos en el momento necesario. Aunque a veces no lo queramos aceptar debemos
hacerle entender a la mente que todo se acabó pero que por esta desilusión no
debemos cerrar indefinidamente las puertas del amor. Hay relaciones que simplemente no pueden ser
por la razón que sea. Cuando ya no hay
soluciones visibles es porque ya no hay manera de arreglar las cosas y es mejor
emprender un nuevo rumbo.
Hay que
aprender a quitarnos de la mente esa repetida frase de “El amor no es para mí”
y sustituirla por algo más positivo. Hay
que pensar que el amor ideal aún no ha llegado a nuestras vidas pero que
tenemos la Fe de que algún día tocará a nuestra puerta. No debemos perder las esperanzas aun cuando
veamos que a nuestro alrededor el amor verdadero está escaso. El amor podrá tener sólo 4 letras pero en definitiva
es un sentimiento abarcador en el cual se viven todo tipo de momentos. Amaremos profundamente pero también estaremos
en riesgo de caer porque así es esto. En
definitiva hay que desarrollar mucha paciencia porque una vez somos impactados
por este sentimiento no hay vuelta de hoja.
Hay que
pensarlo dos veces cuando expresamos “El amor no es para mí” porque estaríamos
demostrando pesimismo y entonces puede pasar que nos quedemos solos por el
resto de nuestros días. No le cerremos
las puertas al amor, dejemos que toda persona entre y salga, haga y deshaga
porque el amor es y seguirá siendo la fuerza que mueve al mundo. Dejemos que el amor nos sorprenda de manera
única y los momentos se irán dando de la manera que tengan que ser.
De esa
frase tan conocida saquemos lo positivo porque aunque no lo creamos todo tiene
su lado bueno. Dios nos está guardando
para alguien especial que pronto hará su entrada y nos dejará con la boca
abierta y con el corazón lleno de hermosos sentimientos. También Él nos permite vivir libremente este
sentimiento con el propósito de que veamos que el amor no es tan fácil como se
ve en los cuentos. La importancia de
valorar este sentimiento cuando se tiene y en especial a la persona que se ama es
algo primordial porque sólo así el amor podrá ser uno puro, verdadero y
duradero.
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