Cuando
cantamos una canción pensamos que es nuestra aunque en realidad no lo sea
porque lo que la hace nuestra es que la sentimos con el corazón cuando la
interpretamos. Es liberar todos nuestros
sentimientos y luego sentir esa sensación de paz agradable. Es entregarte en cuerpo y alma a ella como si
fuera lo único más importante que existiera en la vida. Cantar es una de las mejores armas para
disfrazar un sentimiento y además es una de las formas de expresarle a alguien
cuánto lo amas. Es sentir una adorada
pasión por el mensaje de la canción. Es
decir lo ideal en el momento adecuado y sin necesidad de utilizar muchas
palabras.
Cuando
cantamos siempre le añadimos el toque del baile. Mediante esta técnica logramos liberar todas
las preocupaciones del día y disfrutamos del momento porque no se sabe cuándo
puede volver a suceder. No tenemos que
ser bailarines profesionales para movernos porque después que uno se sienta
bien consigo mismo no hay nada más que importe.
Bailar es adentrarse más en la creatividad, en el arte de escuchar y
sentir, es enamorarse por completo del mundo de la música. Es tener una conexión total con el mensaje y
expresarlo de una manera más visual.
La música
nos ayuda a vivir una felicidad que a veces nos hace falta cuando sucede algo. Es una gran compañía en momentos de dolor y
nos ayuda a fortalecer una mejor actitud positiva. Consideremos la música como algo fundamental
de nuestro entorno porque la misma nos sirve de gran beneficio al momento de
vivir una vida feliz. Así que cada vez
que puedas escucha el mensaje que dice la canción, interpreta esa lección de vida
y muestra físicamente el ritmo de ese mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario