Y todo
comienza con una tímida mirada, una cortés sonrisa, un hola para escuchar por
primera vez la voz del otro y luego se le da inicio a una conversación amena y
gratificante. Cuando se ha ganado la
confianza y las ganas de seguir conociendo a la otra persona entonces se
entabla el comienzo de una amistad.
Donde nace una amistad florece un cariño especial que sólo él y ella
pueden entender. Nada se iguala a una
amistad verdadera que lleva consigo gratos recuerdos de felicidad y apoyo moral
en los momentos difíciles. Cuando ese
cariño especial es mayor al de un simple Te
Quiero Mucho y un abrazo cordial allí es que empieza a germinar la semilla
del amor.
Un amor
verdadero no es aquél que vemos en las novelas:
es un amor real que nos lleva a amar con locura a la otra persona sin
ser dueño de ella. Es aquél que pasa por
duras pruebas y aun así no se deja destruir porque el amor es más grande que
cualquier problema que se atraviese en el camino. Es decirle formalmente sí y no arrepentirse porque
el amor traspasa las fronteras del sentimiento mismo. Es dejar que él/ella sea libre de hacer lo
que le gusta, de apoyarlo/a en sus sueños y acompañarlo/a cuando más lo/a
necesite. Es unirse en una sola alma
para juntos construir la historia romántica de sus vidas. Es compartir gustos comunes aunque ambos sean
totalmente diferentes.
El amor
verdadero no sólo se da con detalles sino con acciones que marquen
profundamente el corazón del otro....la satisfacción de lograrlo es lo que
mejor que se puede obtener. Es hacerlo/a
sentir especial todos los días sin que tenga que ser un día festivo en
particular. Es enamorarse cada día como
si fuese el primer día que se conocieron.
Es perderse todo el tiempo entre sus miradas y entender cada mensaje que
muestran sus ojos. Es tocar su corazón
sin necesidad de desnudar su cuerpo. Es
saber erizar la piel sin necesidad de estar cerca de la misma. Es sonreírle y dejarle ver lo a gusto que se
siente el tenerlo/a muy cerca de nosotros.
Es el poder de darlo todo sin recibir nada a cambio....darlo todo porque
así lo sentimos y porque así queremos que sea.
Y es que en
el amor verdadero no hay límites. Hay
reglas que se pueden establecer pero cuando el corazón ama con pasión hace caso
omiso a la mayoría de ellas. Los únicos
requisitos que debemos seguir a cabalidad es que amemos con el corazón y
valoremos todo lo que él/ella hace para con nosotros...que le seamos fieles a
las promesas hechas....que siempre haya honestidad entre los dos para que la
relación continúe siendo fructífera....y que siempre seamos nosotros mismos en
todo momento porque el ser único enamora más....mientras cumplimos con estas
reglas que el amor haga el resto.
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