"La clave de la felicidad es que te vivas cada día al máximo y alrededor de las personas que amas." ysm

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miércoles, 13 de agosto de 2014

Atardecer


Momento cumbre de nuestro diario vivir.  Es la señal de la finalización del día para luego dar comienzo a una galante noche.  Hermosa vista que alimenta esas miradas que fomentan el romanticismo.  Solos tú y yo en aquella playa en una tarde de verano, lugar que hemos hecho especial para olvidarnos del mundo. Estamos disfrutando de este hermoso paisaje sin decirnos una sola palabra. Los abrazos son los únicos que hablan con voz propia.  Unidos nos mantenemos mientras el sol se va despidiendo con gran brillantez.  Sentir como cada caricia que nos damos nos envuelve en plena pasión sin dejar de mirar el espectacular paisaje.  La piel se eriza cada vez que el viento sopla a nuestro favor.  Se respira una inigualable paz, en definitiva el ambiente está lleno de mucho amor.

El tiempo pasa lento porque así tiene que ser cuando de atardeceres se trata. Hay que disfrutarlo en todo su esplendor sin perder un solo detalle.  La combinación de colores intensos que se forman en el cielo son perfectos para inspirarse en poemas, escritos y demás contenido que envuelve a un escritor en su pasión.  En definitiva es un arte magistral creado por Dios para el deleite de todos los espectadores.  Dios es nuestro pintor cada tarde y es quien realiza todas las pinturas de manera distinta porque como dicen por ahí:  ningún día es parecido al de hoy.  Un atardecer que también inspira a una de las principales fuerzas del mundo:  el amor.  Las miradas se dan en efecto, nos dejamos llevar por el momento, lo sentimos y lo vivimos en su máxima expresión.  Momentos en que las palabras no son necesarias porque el paisaje, nuestros ojos y muestras de cariño lo dicen todo.  La interpretación es sencilla:  el atardecer une al romanticismo para desatar una locura de amor en las personas enamoradas. Los mensajes que transmiten ambas almas tocan la una a la otra sin cesar.  Si unimos las dos inspiraciones podremos sacar el toque perfecto:  una tarde que estará prohibido olvidar.

Un momento que no queremos que termine jamás porque sin duda alguna es un hermoso espectáculo que podemos apreciar y disfrutar cada tarde.  El mejor final que le podemos dar a este ocaso es el caminar por la playa agarraditos de la mano.  Dejamos que la arena arrope nuestros pies y que el agua tenga contacto con nosotros.  Una tarde que nunca se repetirá igual.  Una puesta de sol que siempre quedará latente en nuestras mentes.

Tú, Yo y el Atardecer.  Nuestro Atardecer.

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