"La clave de la felicidad es que te vivas cada día al máximo y alrededor de las personas que amas." ysm

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miércoles, 29 de abril de 2015

El destino

El destino:  lugar hacia donde queremos llegar o más bien el futuro que tendrá nuestra historia.  El destino de cada ser humano ya está trazado para nosotros por Dios.  Aún no sabemos hacia dónde está encaminada nuestra historia pero el tiempo nos lo irá revelando ante nuestros ojos.  La curiosidad y el miedo siempre están presentes para que nuestra mente empiece a imaginar escenas pero hay que estar conscientes de que ese destino se dará en su momento, así que debemos ser pacientes y estar listos para recibirlo.

A veces nuestro destino se da tal y como lo visualizamos en nuestra mente, tal vez se suscite de una manera difícil de entender y en otros casos simplemente puede suceder de manera extraordinaria.  Dios obra por caminos misteriosos y es importante recalcar que algunos momentos de ese destino son influenciados por Él en su tiempo.  ¿Por qué es así?  Es para que de esta forma veamos que el destino puede ser lo que tanto deseamos como también puede manifestarse como Dios lo tiene en sus planes.  Si pudiera describir el destino sería más o menos así:  radical pues tiene sus diversas maneras de expresarse.  A veces nos suceden cosas en las cuales hemos dicho la trillada frase:  Son cosas del destino porque así tenía que ser.  Cabe recalcar que el destino siempre se va a hacer valer ya sea para bien o para mal.  No importa de qué manera venga lo importante es cuando llegue debemos aceptar esa voluntad que viene del cielo.

No hay vuelta atrás, el destino es el destino.  Es quien dicta y marca las pautas de nuestra historia en todo momento.  Es el que le da el giro inesperado a nuestros planes y hasta nos pone en desespero cuando ese destino no se da como queremos.  El destino es y seguirá siendo nuestro futuro.  Dejemos que haga aparición en nuestras vidas y atrevámonos a entrar a él.  Así sea para bien o para mal aventuremos ese destino y que el mismo manifieste su huella en la historia de nuestras vidas.

martes, 28 de abril de 2015

Lágrimas de sangre


No todos los días son de eterna felicidad.  La sonrisa se va en un viaje sin regreso.  El propósito de vivir la vida a plenitud pierde totalmente su significado.  El rinconcito de la habitación me está llamando y dejándome llevar por el ambiente de tristeza voy a su encuentro.  La oscuridad se hace notar en la habitación y las preguntas comienzan a invadir la mente sin cesar.  Tendemos a hablar solos para ver si alguien puede responder las interrogantes que se están lanzando al aire.  Al no escuchar respuestas nos hundimos más en nuestra aflicción y de un momento a otro el rostro se llena de lágrimas pero de sangre.

Las lágrimas de sangre son esas que provienen de un corazón que ha sido desgarrado en simultáneas ocasiones y cuando está en proceso de recuperación vuelve a ser mal herido.  Esas lágrimas son las que relatan toda nuestra historia de dolor sin decir una sola palabra.  Son gotas que carcomen el alma y nos hacen sentir que estamos en un calvario del cual hay que aprender a sobrevivir con esas heridas para así poder salir con vida.

Las lágrimas de sangre borran toda sonrisa y nos hacen sentir que estamos en medio de la nada.  Los propósitos que habían estipulados para nosotros se han marchado por tiempo indefinido.  Mientras más atención le prestamos a nuestros pensamientos más lágrimas de sangre brotan de nuestros ojos.  El tiempo se ha ido volando que ni nos damos cuenta si es de día o de noche.  Vemos a nuestro alrededor y todo nos parece irrelevante.  Queremos levantarnos de ese rincón pero el mismo es tan tentador que nos invita a quedarnos un poco más.  Las fuerzas se van perdiendo ya que nuestras energías están bien enfocadas en nuestros pensamientos que luchar por salir de allí es todo un reto.  El silencio es nuestra fiel compañía pues es testigo de todo el llanto que se escucha.  Todo esto parece un calvario infernal y si aún no lo es pues estoy muy cerca de presenciarlo.

El corazón sigue ardiendo de dolor, la mente está llena de un torbellino de preguntas sin respuestas, de nuestros labios sale el por qué y nos culpamos y cuestionamos por nuestros pensamientos.  Las lágrimas de sangre no dejan de caer y ya no sé distinguir si estoy viva o muerta en vida.  ¿En qué momento dejaré de sangrar?  ¿En qué momento me recuperaré?  ¿En qué momento me levantaré?  Preguntas que se quedan en el aire esperando por esa señal que revele el fin de este difícil momento.  Mientras tanto el dolor me seguirá consumiendo hasta morir.

miércoles, 22 de abril de 2015

Creer con el corazón

El creer, una virtud la cual se adquiere según vamos recorriendo el sendero de la vida.  Cuando empezamos a creer le dejamos saber a la otra persona que confiamos plenamente en lo que está diciendo.  En algunas ocasiones se nos hace difícil creer en sus palabras.  Y la razón por la cual sucede esto es porque con el paso del tiempo hemos sido heridos por las distintas situaciones de la vida y por ende, dejamos de confiar en lo que ellos nos dicen.  Cuando empezamos a volver a creer tendemos a ser cambiantes en nuestros pensamientos de vez en cuando y hasta evaluamos tanto las palabras expresadas con tal de estar seguros de que cada uno de ellos está diciendo la verdad.  El tiempo será nuestro mejor aliado a la hora de recuperar esa confianza perdida para así sanar las heridas que hayan quedado en el camino.

Cuando nuestra confianza hacia la otra persona va más allá de la palabra misma es cuando podemos expresar abiertamente que estamos creyendo con el corazón.  No es lo mismo decir solamente “Creo” que ver esa acción reflejada al instante, hechos que sustenten las palabras expresadas.  Cuando decidimos creer con el corazón nos estamos arriesgando fuerte pues estamos diciendo Sí sabiendo que de vuelta podamos recibir un No o hasta un silencio rotundo.  Aun así vamos positivos hasta el final porque cuando se cree con el corazón no tenemos miedo a nada, al contrario, tenemos esa intuición o seguridad de estar siempre en lo cierto.  Puede que algunas veces tengamos la razón como en otras suceda lo contrario pero si no nos atrevemos a creer con el corazón no lo vamos a poder descubrir.

Vamos a empezar a creer con el corazón aun cuando no existan hechos que lo confirmen.  Vamos a creer con el corazón aunque el mundo esté en nuestra contra.  Tengamos ese valor de creer y luego ver hechas esas realidades.  Si fallamos o estamos en lo cierto demostraremos claramente que tenemos definido ese valor de poder creer sin tan siquiera ver.  Dejemos de desconfiar de todo pues aunque existan situaciones que nos dan lecciones hay otras en las cuales vale la pena creer hasta con los ojos cerrados.  El tiempo dará la respuesta a nuestra interrogante de Creer o no con el corazón.

miércoles, 15 de abril de 2015

Un paso a la vez

La vida es toda una aventura pues nos adentramos en la carretera para emprender un rumbo ya establecido pero a veces nos terminamos descarrilando.  Nos sentimos abatidos por la presión y decidimos tomar un descanso a mitad del trayecto.  Nos ponemos en conexión con nuestros pensamientos y analizamos toda nuestra vida en cuestión de minutos.  Volver a la carretera de la vida es un potente desafío que requiere de un esfuerzo bien fuerte por parte de nosotros.  No va a ser fácil retornar cuando aún nos sentimos débiles pero la mejor manera de caer de vuelta en el camino es dando un paso a la vez.

Dar ese primer paso, algo que requiere de mucho valor.  En definitiva no es una decisión que surge de la noche a la mañana.  La mente se cuestiona una y otra vez todo lo que piensa y entramos en una encrucijada de la cual tenemos que encontrar la salida que nos lleve hacia la decisión final de dar ese paso.  Una vez tomada la decisión no nos podemos echar para atrás.  Hay que tener esa seguridad sobre nuestros pensamientos ya que de ellos es que se basan nuestras acciones.  Cuando ya estamos poniendo un pie dentro de la carretera van a aparecer piedras que nos harán detenernos pero lo importante es seguir firmes en nuestra filosofía de dar un paso a la vez.  Nadie dijo que sería fácil pues las vicisitudes harán su papel principal pero cuando mantenemos una actitud positiva y la Fe en alto todo paso que demos va a ser menos difícil.

Fijemos nuestra mirada hacia nuestro destino, pongamos todas nuestras energías a funcionar y demos un paso a la vez.  Quizás nos tardemos un poco más pero lo que importa es que al dar cada paso nos sintamos bien y seguros de nosotros mismos.  Seamos fuertes en todo momento, si el paso no sale como esperábamos no podemos dejar que la frustración nos gane, al contrario, hay que volver al principio de la meditación y crear planes alternos.  Son muchos cambios los que van a surgir en el camino pero cuando vamos poco a poco logramos prepararnos mentalmente para lo que viene y así buscar la manera de que todo funcione para bien.

Hagamos lo que hagamos no dudemos en dar un paso a la vez.  Paso a paso llegaremos a nuestro destino y sentiremos esa satisfacción de que se pudo lograr.  Mantengámonos siempre enfocados y veremos que todo será para nuestro bien.

martes, 7 de abril de 2015

Diferencias en el amor


Quiero comenzar este escrito con el siguiente fragmento:  “No, no siempre estarán de acuerdo.  No tienen por qué ser un calco el uno al otro.  Si lo fueran, uno de los dos sería innecesario.  Dos personas que siempre comparten las mismas opiniones y perspectivas carecen de equilibrio y la sazón que enriquecen la relación.  En cambio, las diferencias entre ustedes están para que se escuchen y aprendan mutuamente.” – Sacado del Libro:  El Desafío del Amor

Nadie es igual a los demás, todos poseemos esa unicidad que nos define como personas y nos distingue entre la multitud.  En cuanto al amor siempre he dicho que las diferencias complementan al otro ser amado y es así en todo momento porque si ambos fuéramos iguales en todo incluyendo en nuestra manera de pensar la relación sería toda una monotonía.  Aunque no lo queramos ver así las diferencias son las que le dan esa chispa interesante al momento.  ¿Por qué lo digo?  La respuesta es sencilla:  al momento de la diferencia le estamos dando la oportunidad a nuestra pareja de expresar sus puntos de vista, es decir, le permitimos que diga libremente todo lo que su mente piensa y lo que su corazón ha guardado en su ser.  Es demostrar que nos importa su opinión en todo momento y que ante nuestro pensar estamos dispuestos a ceder, en palabras más específicas, de buscar un punto medio para el bienestar de los dos y de la relación.  Duele tener diferencias con el ser que más se ama, es algo que le hace daño a ambos corazones, pero a medida que se van dando vamos conociendo un poco más a nuestra alma gemela.  Podemos ver claramente sus gestos, escuchar su manera de expresarse para entender su estado de ánimo y hasta con una mirada sabemos lo que está pensando.

Cada diferencia se puede ver como algo traumante pues pensamos que no hay salida para ellas pero son pruebas que Dios nos pone para ver cómo podemos solucionarlas juntos.  Todos reaccionamos de manera distinta pues por naturaleza somos únicos, a veces nos encerramos en nuestro propio pensar sin percatarnos del daño que le estamos haciendo a nuestra pareja.  Lo importante es que en este instante que nos sentimos mal meditemos ambas caras de la moneda.  Sabemos que sus puntos de vista no son iguales a los nuestros pero cuando le damos vuelta a cada detalle encontramos una manera de hacer conexión para que así ese lazo afectivo no se rompa.  De cada diferencia se aprende mucho, no es fácil sobrellevarlas pues todo tipo de sentimientos negativos nos invaden con el propósito de hacernos rendir y echar por la borda todos los buenos momentos vividos.  A pesar de ello cuando el amor es real y está construido en una base sólida no hay diferencia que acabe con la relación.  Sólo es cuestión de comunicarse abiertamente, es decir, dejar desnuda el alma aunque a veces sea difícil decir libremente lo que sentimos.  También hay que saber escuchar:  hay que evitar el alterarse ante la diferencia pues le dejamos ver a nuestra pareja que nuestro pensar es el que siempre debe dominar y que el de él/ella no tiene fundamentos.  Antes de hablar, hay que pensar muy bien lo que vamos a decir para no arrepentirnos luego.  Buscar esas palabras ideales para que al momento de expresarlas fluyan con total calma.  Luego de escuchar sólo nos queda el comprender a la otra persona y entre los dos buscar una manera de solucionar la diferencia.  Dependiendo del caso podemos cederlo todo ya que no iría en contra de nuestros principios o simplemente entre todos los puntos de vista expresados encontrar esa conexión de pensamientos y establecer dicho acuerdo.

El propósito final no es ganar la discusión sino ganar el corazón de nuestro ser amado para que no lo perdamos nunca.  No es fácil hallar una solución para cada diferencia pero si también ponemos a Dios en medio de nuestra relación podemos analizar mejor las situaciones y por ende, encontrar ese punto clave que hará que ambas almas vuelvan a unirse para juntos volver en victoria al trayecto del amor.  En ambos está la decisión de solucionarlo todo en nombre del amor o dejarse llevar por lo que hace daño y como consecuencia, darle fin a todo.  Cuando tenemos a Dios en nuestra relación y cuando estamos dispuestos a buscar soluciones a nuestras diferencias todo es posible.  El camino no será fácil pero al final veremos que vale la pena arriesgarse.  Todo por el amor que es la fuerza que mueve al mundo y lo llena de pura felicidad.