"La clave de la felicidad es que te vivas cada día al máximo y alrededor de las personas que amas." ysm

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miércoles, 22 de abril de 2015

Creer con el corazón

El creer, una virtud la cual se adquiere según vamos recorriendo el sendero de la vida.  Cuando empezamos a creer le dejamos saber a la otra persona que confiamos plenamente en lo que está diciendo.  En algunas ocasiones se nos hace difícil creer en sus palabras.  Y la razón por la cual sucede esto es porque con el paso del tiempo hemos sido heridos por las distintas situaciones de la vida y por ende, dejamos de confiar en lo que ellos nos dicen.  Cuando empezamos a volver a creer tendemos a ser cambiantes en nuestros pensamientos de vez en cuando y hasta evaluamos tanto las palabras expresadas con tal de estar seguros de que cada uno de ellos está diciendo la verdad.  El tiempo será nuestro mejor aliado a la hora de recuperar esa confianza perdida para así sanar las heridas que hayan quedado en el camino.

Cuando nuestra confianza hacia la otra persona va más allá de la palabra misma es cuando podemos expresar abiertamente que estamos creyendo con el corazón.  No es lo mismo decir solamente “Creo” que ver esa acción reflejada al instante, hechos que sustenten las palabras expresadas.  Cuando decidimos creer con el corazón nos estamos arriesgando fuerte pues estamos diciendo Sí sabiendo que de vuelta podamos recibir un No o hasta un silencio rotundo.  Aun así vamos positivos hasta el final porque cuando se cree con el corazón no tenemos miedo a nada, al contrario, tenemos esa intuición o seguridad de estar siempre en lo cierto.  Puede que algunas veces tengamos la razón como en otras suceda lo contrario pero si no nos atrevemos a creer con el corazón no lo vamos a poder descubrir.

Vamos a empezar a creer con el corazón aun cuando no existan hechos que lo confirmen.  Vamos a creer con el corazón aunque el mundo esté en nuestra contra.  Tengamos ese valor de creer y luego ver hechas esas realidades.  Si fallamos o estamos en lo cierto demostraremos claramente que tenemos definido ese valor de poder creer sin tan siquiera ver.  Dejemos de desconfiar de todo pues aunque existan situaciones que nos dan lecciones hay otras en las cuales vale la pena creer hasta con los ojos cerrados.  El tiempo dará la respuesta a nuestra interrogante de Creer o no con el corazón.

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