En un
momento de la tarde me acuesto en la cama para meditar. Inhalo y exhalo profundamente para encontrar
la relajación perfecta. Me pongo a
pensar en todo lo que hice en el día y me doy cuenta de que el ambiente está
bastante tranquilo y no como en otras ocasiones que ha estado sobrecargado por
las preocupaciones. Sé que todo está en
calma porque no me preocupo tanto por mis problemas, estoy consciente de que
existen pero no dejo que arruinen lo positivo que ocurrió en el día. Puedo respirar despacio y relajadamente como
si los problemas no existieran. Siento
el cálido abrazo del amor, la felicidad y las bendiciones. Puedo imaginar todo tipo de escenas positivas
sin sentirme culpable de que puedan hacerse realidad. Consigo dormir sin preocupaciones y teniendo
en mente que cada día puede ser mejor si lo creemos posible. Me levanto con más ganas de triunfar y de ser
feliz sin importar las tempestades que vengan.
Lo
mencionado en el primer párrafo es señal de que encontramos la tranquilidad
dentro de toda tempestad. Cuando notamos
que el ambiente está calmado es indicio de que estamos en paz con el mundo. Cuando sentimos nuestros latidos del corazón
en calma es sinónimo de que tenemos tranquilidad con nuestro yo interno. Y es que la tranquilidad es algo que nos
relaja aunque haya problemas en nuestras vidas.
Pueden suceder muchos sucesos que nos preocupen pero cuando sentimos esa
tranquilidad a nuestro alrededor podemos respirar una gran armonía que puede
contagiar a otros. Mientras estemos en
paz con todos no hay persona o evento que pueda arruinar nuestra calma. No importa cuantos problemas tengamos,
busquemos todo lo que nos ayuda a estar bien y usémoslo para nuestro beneficio. La tranquilidad es buen alimento para un
estilo de vida mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario