Hay una canción de Héctor Lavoe que dice así: “Todo tiene su final nada dura para siempre…” En algún momento de la vida es permitido dar punto final a una historia pero cuando ese instante envuelve a personas que uno ama con todo el corazón, ¿Tiene que ser así? Aquí les dejo una historia que envuelve mucha tristeza e incertidumbre y te deja preguntándote: ¿Es el fin?
Tengo este
amigo/a con el cual yo compartía momentos de felicidad. Era mi apoyo en momentos de tristezas y
soledad. De un momento a otro el destino
se encargó de ponernos pruebas en el camino….pruebas que afectaron seriamente
nuestra amistad….el amor que nos teníamos dejó de ser el mismo y la distancia
se convirtió en nuestra mejor amiga. A
pesar de esa distancia logramos tener comunicación pero de mi parte yo sentía
que las cosas no eran como antes. Pasó
el tiempo y vi que los instantes de felicidad eran pocos y aumentaba el daño que
esta persona me causaba….yo sé que no me hería de maldad pero de manera
inconsciente lo hacía. A pesar de ese
dolor yo lo/a seguía queriéndolo/a igual.
Ese afecto que le tenía a esa persona era más grande que el sufrimiento
que llevaba dentro. El tiempo siguió
pasando y el destino nos puso más pruebas fuertes….unas que marcaron nuestras
vidas para siempre….en ese momento yo pensé que era el fin de nuestra amistad
pero no fue así. Eso sí, la maldad logró
hacer su cometido: hacerme sufrir más de
la cuenta y que la distancia se abriera más.
Lo único que no me separaba de esta persona era que a pesar de todo lo
que había pasado yo lo/a mantenía en mi pensamiento porque esta persona llegó a
mi vida para quedarse. En este presente
(momento de publicar este escrito) no sé qué es de nuestra amistad ya que el
destino volvió a poner a la distancia en medio.
Su indiferencia me está hiriendo en gran manera….su silencio me clava un
puñal en la espalda….todavía le sigo teniendo cariño a esta persona y esto
provoca que caiga en un laberinto sin salida.
Y me pregunto esto y muchas cosas más:
¿Por qué me haces esto? ¿En qué
fallé? ¿Por qué tu amistad me hace tanto
daño cuando en el pasado todo era felicidad?
¿Por qué sigo pensándote cuando sé que hacerlo me causa mucho más dolor? ¿Será que el final de nuestra amistad está
por llegar o ya ha llegado? Respuestas
en las cuales quisiera saber una contestación ya.
Es injusto
que por culpa de cosas irrelevantes se tenga que cerrar este capítulo. Yo no quisiera darle fin a esta amistad
porque el cariño que le tengo a esta persona es uno que no se puede arrancar de
la noche a la mañana. Para sacarlo/a de
mi vida tendría que decirme a mí misma: _________
ya no te quiero, lo cual tampoco es fácil de decir cuando el amor es más fuerte
que el dolor. Si esta persona supiera
todo lo que yo he sufrido por él/ella se daría cuenta que es mucho más
importante de lo que piensa. Si él/ella
llega a leer a este escrito espero que sus razones del silencio sean de gran
peso para hacerme sufrir así. Si veo que
ya no hay manera de que todo vuelva a ser como era antes tendré que hacerme a
la idea de que es el fin de todo lo que un día logramos levantar con esfuerzo y
dedicación. Independientemente de lo que
ocurra yo seguiré recordando todos esos los momentos de felicidad que creamos. Mientras, seguiré en la incertidumbre de
saber el próximo paso de nuestra amistad.
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