En la vida
siempre se suscitan situaciones de todo tipo.
Algunas de ellas son mejores que otras pero cada una pone a prueba
nuestra manera de reaccionar. Aquí las
emociones juegan un papel bien importante ya que de ellas es que surgen esas
reacciones inmediatas que en algunos casos no podemos controlar. Nuestro comportamiento ante todo problema es
un factor de sumo peso pues esto determina en gran medida nuestra forma de
ser.
Cada ser
humano es único en su manera de reaccionar.
Cada cual tiene una personalidad por la cual desarrolla una forma de
reaccionar muy particular. A veces
reaccionamos de forma correcta pero a veces por nuestro carácter terminamos
empeorando las cosas. En ocasiones hasta
deseamos el haber hecho todo lo contrario a lo sucedido y así la historia al
final hubiese sido otra. A veces nos
culpamos por haber actuado de esa manera y daríamos lo que fuera por volver a
esa parte y enmendar dicha reacción. Lamentablemente
no poseemos una barita mágica para cambiar una escena o para reaccionar de X o
Y manera ante la vida. Tampoco podemos
planificar la manera en que reaccionamos pues las situaciones y la actitud que
asumimos ante ellas suceden de forma imprevista. En momentos como este hay que reconocer que
somos seres cambiantes y que según la situación que esté pasando es la manera
en cómo vamos a actuar. De una reacción
normal podemos cambiar erráticamente nuestra expresión en tan sólo segundos.
No es nada
fácil todas las historias que se dan a través de la vida pero en cada una de
ellas podemos ver cómo reaccionamos y a su vez meditar si fue correcta o no la
manera de actuar. Lo importante en todo
esto es estar siempre preparados ante todo escenario que se nos presente pues
de cada reacción aprendemos algo nuevo.
Mantengamos siempre en mente que todo sucede cuando tenga que
pasar. Ya sea para bien o para mal toda
reacción tiene su propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario