La vida
está llena de todo tipo de momentos y cada uno de ellos forma parte fundamental
de lo que es nuestro historial de vida.
Hay algunos momentos que están diseñados para sonreír y otros que hasta
impactan nuestra alma de la manera más triste y dura. A pesar de todo hay que estar siempre
agradecidos por esos instantes que nos suceden pues no sabemos cuándo se
volverán a repetir. ¿Y qué sucede cuando
los momentos son inesperados? Esos
sucesos que te roban el aliento para bien y te dejan sin explicación ya que la
sonrisa que emitimos lo dice todo. En
definitiva este tipo de momentos son los mejores que nos pueden pasar en la
vida y a mí me tocó vivir uno en el día de hoy.
Era un día
como cualquier otro, de esos en los que la rutina diaria acapara nuestro entorno
y terminamos enfocados en la monotonía.
Ver papeles y estar al pendiente de muchos asuntos a la vez eran mi
tarea del día. En definitiva no había
tiempo para pensar en ti mi amor y no porque no quisiera sino porque la
cantidad de trabajo era tanta que se alojó fuertemente en mi mente y el centro
de todo pensamiento giraba hacia eso. De
aquí para allá y de allá para acá y las horas parecían que no querían
pasar. En un momento dado que tuve
espacio para las distracciones me detuve a pensar y tuve esa fuerte corazonada
de que algo bueno iba estar por suceder en el día de hoy. Mis latidos no me fallaban pero a mi mente le
entraba la inseguridad y al estar en esa batalla interna decidí enfocarme
nuevamente en el trabajo. El tiempo seguía
transcurriendo a su paso y yo me encontraba bien concentrada en mis labores
pero a la vez el pensamiento de que algo estaba por suceder era más
latente. La incertidumbre atacó mi mente
y me elevaba a grandes escenas las cuales me dejaban con una linda sonrisa pero
a la vez yo ponía los pies sobre la tierra y me hacía a la idea de que sólo era
una ilusión.
Luego de
cuatro horas de una rutina larga de trabajo por fin tuve una hora en la cual mi
mente podía enfocarse en otros pensares.
Salgo a buscar mi almuerzo como es costumbre y al estar algo retrasada decido
acortar camino utilizando el ascensor más cercano. De camino voy con mis llaves en mano para
abrir la puerta de la oficina cuando de repente en el mismo pasillo nos encontramos
frente a frente. Mi reacción al mirarte
a los ojos fue una demasiado única pues para mí era una gran sorpresa el poder
verte en persona después de varios días sin poder estar uno cerca del
otro. Ese abrazo que nos dimos reconectó
en mí todas las energías y motivación que necesitaba para continuar la tarde
feliz. Tus besos me hicieron viajar y
encontrarme en mi reflejo pues somos una sola alma y una sola voz. Mis corazonadas tenían razón desde un
principio pues ya sabían que nuestro encuentro era una realidad que se iba a
dar entre nosotros. En definitiva este
encuentro fue uno de los momentos inesperados más lindos que me han podido
pasar en la vida. El día fue aún más
especial por estar celebrando un mes más lleno de todo tipo de momentos pero en
donde las gratas bendiciones fueron siempre el centro de la relación.
Juntos
estuvimos en esa hora libre y aún yo no salía de mi asombro de tenerlo a mi
lado, de poderlo tocar, abrazar y besar.
¿Estaba soñando? Para nada, esta
era mi realidad, mi bendecida realidad.
Las risas se escuchaban sin parar, los besos inundaban de amor el
ambiente y tu grata compañía llenó de energía a mi corazón. Aunque el tiempo fue uno muy corto fue el más
eterno para mí y sé que para ti lo fue también.
La despedida fue la más difícil pues para mí ya era hora de regresar a
la monotonía y no podría verte hasta que el destino lo permitiera. No quería que te fueras de mi lado y añado: si hubiese sido por mí te retenía para que
fueras mi compañía en esas cuatro horas restantes pero pues sé que eso sólo
podía pasar en mis sueños. No quería
soltar tu mano pero a la vez me sentía tranquila porque sabía que ese encuentro
se iba a quedar bien presente en mi mente durante el resto del día. Y para ser sincera así fue: por ratos me reía sola imaginando cada
momento y me lo vivía con la misma emoción con que se dio. Y créanme hasta el momento de redactar estas
letras aún no salía del asombro porque ese momento inesperado tocó mi corazón
de manera profunda y especial. En
definitiva, es un detalle que jamás voy a olvidar. Este encuentro es la señal más poderosa de
que nuestro amor es uno muy fuerte y que por este sentimiento él estará siempre
dispuesto a todo con el propósito de vivir juntos la mejor historia de nuestras
vidas.
Gracias
Dios por bendecirme excepcionalmente con un hombre demasiado especial como lo
es él. Más no le puedo pedir a la vida
porque lo tengo todo y hasta más de lo que imaginaba. Señor sigue bendiciéndonos en cada momento y
en cada paso que demos. Que nuestro amor
siga sólido y lleno de mucha entrega y dedicación de ambas partes. Amén.
Mi amor,
qué te puedo decir. De verdad que estoy
bien sorprendida por haberte visto en el día de hoy y más aún porque era
nuestro día. Gracias por tanto amor,
dedicación y por todas esas atenciones que tienes para conmigo en cada instante
de nuestra historia de amor. Gracias por
ser el amor de mi vida. My one and
only. My lovely man. Gracias por la felicidad que me das a
diario. Sé que me dijiste que esto es
sólo el comienzo y lo creo pues tengo Fe de que esos momentos inesperados serán
cada vez mejores según vayamos caminando de la mano por el camino de la vida y
del amor. Te Amo Mi Amor. Mucho.