La vida siempre nos sorprende con la llegada de
personas que resultan ser de gran bendición para nosotros. Quizás en ese instante no nos dábamos cuenta
pero cuando llegamos a integrarlas a nuestro entorno es que notamos lo
indispensables que son para nuestro bienestar.
Y es que a veces en quien menos pensamos es quien de un momento a otro se
puede convertir en nuestro mejor apoyo.
Sin duda alguna todo eso me pasó contigo. Ese día en que te conocí te veía como un
amigo más de mi círculo social pero desde hace poco te has convertido en
alguien muy importante en mi vida. Me
atrevería a decir que sin ti mi vida no tendría el sentido que tú le has dado
en esta etapa de mi caminar. No hay
nadie como tú en este mundo. Nadie como
tú para saber cómo me siento con tan sólo darte una mirada o escribirte algunas
palabras. Nadie como tú para entender
mis problemas a la perfección y brindarme esos mensajes directos que llegan a
la hora certera y de manera profunda al alma.
Admiro mucho tu manera de aconsejarme sobre la vida porque se ve que
todo lo que expresas proviene de lo más sincero de tu corazón. Nadie como tú para vestir ese galante traje
de la alegría e impresionarme con tus ocurrencias que provocan un mar de risas
hasta morir. Nadie como tú....nadie.
Nada mejor que pasar mis horas a tu lado simplemente
platicando de nuestro día y de lo afortunados que somos al tenernos y querernos. El tiempo vuela sin cesar y en ese trayecto
nuestras conversaciones han desatado una gran magia que sólo tú y yo podemos
ver, sentir y entender. Nadie como tú
para eliminar de mi corazón esos vacíos de soledad que me condenaban a un
torbellino de tristezas y depresión.
Nadie como tú para conectarnos con el canal de la felicidad y escuchar
la hermosa melodía que con ella viene.
Nadie como tú para evocar en mí esos sentimientos de amor y cariño que
desencadenan en un ambiente de pleno regocijo.
Nadie como tú para juntos reírnos de los recuerdos del pasado, disfrutar
del hermoso presente que ya es nuestro y anhelar un memorable futuro unidos.
Desde que llegaste a mi vida todo mi mundo ha dado un
giro radical. En tan poco tiempo me he
sentido más especial de lo que soy y eso es gracias a ti. Me has brindado los mejores momentos de mi
vida y eso nunca lo voy a olvidar. En
este mundo deberían existir más personas como tú porque cuando uno tiene el
placer de conocer a alguien así puede expresar sin equivocarse que tiene un
valioso tesoro en su vida. Agradecida
estoy con Dios por permitirme tenerte entre las personas a quienes yo considero
parte de mi familia del corazón. Son pocos
los que logran ser parte de este grupo selecto y desde el principio no dudé que
tú estarías entre ellos. Gracias por
llenar mi alma de bendiciones. Gracias
por ser ese ángel que siempre llega a tiempo al rescate de su protegida. Gracias por cada detalle recibido, por
cuidarme y tratarme como una dama se merece y por todo lo que has hecho por mí
en tan poco tiempo. Las palabras que ves
aquí se quedan cortas para expresar lo que mi corazón siente. Le pido a Dios que nos permita vivir juntos
más momentos de felicidad porque en definitiva no hay nadie como tú.
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