"La clave de la felicidad es que te vivas cada día al máximo y alrededor de las personas que amas." ysm

Síguenos en Facebook:

martes, 17 de febrero de 2015

Esclava del miedo


El miedo:  sentimiento que nunca pasa de moda pues siempre ha estado allí para hacer su trabajo.  Es un detonante peligroso que en algún momento de la vida nos ha tocado vivir en carne propia.  Tarde o temprano a todos nos ha dado por temerle a algo que nos pueda pasar o a alguien que nos ha hecho sufrir en el pasado.  Algunas personas sienten más miedo que otras pero al fin y al cabo siempre tendremos un poco de nervios a las cosas que la vida nos ponga en el camino.  ¿Está bien sentir miedo?  Desde mi punto de vista como escritora existen algunas variantes.  Es bueno sentir miedo hasta cierto punto pues los podemos usar para nuestro beneficio.  La vida se basa en muchos procesos y por ende, somos seres cambiantes, capaces de sentir y manejar todo tipo de emociones sin importar el momento ni el lugar.  Ya cuando este sentimiento nos domina de una manera que está fuera de nuestro control entonces podemos decir que somos esclavos del miedo. 

En muchos momentos de mi vida me ha tocado ser esclava del miedo.  Estar en esa posición no es nada fácil pues la duda se convierte en la protagonista de esos instantes y termina robando el gozo de los momentos de felicidad.  Ser esclava del miedo me ha transformado en muchas ocasiones en una persona que no soy.  El disfraz de las dudas se posa sobre nosotros y hasta que no ejerzamos control sobre el mismo no podremos hacer absolutamente nada.  El miedo nos separa de esos seres a quienes le tenemos afecto y no nos permiten disfrutar a plenitud de nuestras pasiones.  Ha llegado a ser un arma mortal que me ha mantenido estática en muchas etapas de mi vida.  Gracias a él he perdido oportunidades muy valiosas que jamás volverán y que tal vez serán difíciles de enmendar.  La vida va y el miedo anda en nuestra maleta dejando una carga pesada en nuestros hombros.

Todavía existen esos momentos en que el miedo me aprisiona de manera profunda hasta el punto de dominarme pero siempre busco la manera de liberarme de él.  Así me cueste salir de la cárcel de las dudas nunca me daré por vencida.  Cada día es una lucha constante entre la persona que soy y la que quiero llegar a ser pero que aún no quiere darse a conocer.  La mente y el corazón dan la batalla hasta el final para ver si le pueden ganar al miedo.  Las emociones se alteran en gran medida pero de esto aprendemos a manejarlas para que así nuestro bienestar no se termine afectando más de la cuenta.  La lucha es una incansable y por lo tanto, hay que vestirnos de paciencia y determinación para ganarle al temido miedo.

En etapas como estas es que uno se da cuenta que la felicidad puede ser muy corta como también la más duradera según la actitud que asumamos ante el panorama que se nos presenta.  El miedo nos podrá acobardar del todo pero si lo usamos a nuestro favor lograremos triunfar en la vida.  Los pasos quedarán llenos de brillo y el miedo se desvanecerá en el aire para jamás volver.  Utilicemos al tiempo como nuestro fiel aliado y a nuestros pensamientos positivos como guía para así armarnos de valentía y emprender vuelo hacia la destrucción de estas inseguridades que nos han convertido en esclavos del miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario