Hay
momentos y hay momentos. Existen
ocasiones en que expresar lo que sentimos resulta ser lo mejor que nos pudo
haber pasado como también puede estar la vertiente de callar hasta morir y que
al final todo resulte para bien. La vida
nos da la oportunidad en cada situación de decidir si hablarle al mundo a viva
voz o simplemente mantenernos en silencio.
Concentrándome en la palabra callar me formulo estas preguntas: ¿Por qué callamos? ¿Cuándo es bueno callar? ¿Qué sucede con lo que no decimos?
Antes de
contestar estas preguntas hay que comenzar diciendo que todo pensamiento queda
alojado en la mente. Este poderoso lugar
es un banco andante que almacena todo dato de cada uno de esos instantes que
nos suceden en la vida incluyendo lo que no decimos. ¿Por qué callamos? No hay una sola respuesta a esta pregunta ya
que hay muchas variantes en el aire pero básicamente cuando callamos es porque
dicho evento o suceso forma parte de nuestra individualidad y no hay necesidad
de divulgarlo al mundo. No es mandatorio
decir todo lo que sabemos como tampoco podemos dejar de lado el expresarnos
porque entonces no habría historia para contar.
Según la situación que se esté desarrollando es que podemos elegir
hablar, reservarnos esa historia para nuestra mente o comentarla con las
personas que se ama.
¿Cuándo es
bueno callar? Las respuestas varían de
persona a persona. A veces es bueno
decirlo todo pues nos quitamos grandes cargas de encima o simplemente dejamos
manifestado al aire esos hermosos momentos que quedarán impresos para la
historia. Por otro lado, hacemos bien el
callar porque podemos evitar un sinfín de situaciones. Recordemos siempre que todo puede cambiar en
cuestión de segundos ya sea para bien o para mal. Por consiguiente, lo que no decimos tiene su
momento de ser.
¿Qué sucede
con lo que no decimos? La mente almacena
todos los pensamientos que pueda aguantar pero va a llegar un momento en que la
misma tiene que sacar del sistema todo lo que no es importante y por ende, lo
que no decimos se va a convertir en un capítulo más de nuestra historia. Debemos ser muy analíticos con lo que no
decimos ya que en algunas ocasiones puede resultar en una gran pesadilla que
nos termine desgarrando el alma y no nos deje vivir en paz. No permitamos que lo que no decimos nos
atormente, mejor usemos nuestro sano juicio para elegir ese momento entre
decirlo todo o callar hasta el fin.
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