Todos tenemos nuestros días: momentos difíciles en los cuales nos sentimos solos y vacíos. Pensamos en que nadie va a venir a nuestro rescate y que allí estaremos dejando un mar de tristezas. Hasta nos hacemos a la idea de que nadie nos quiere. Aunque a veces nos sintamos así puedo asegurarles que siempre va a existir aunque sea una persona que se preocupa por nuestro bienestar. Siempre va a haber un ángel que vendrá a nuestro encuentro para iluminar nuestros días. Siempre va a aparecer ese ser que nos dará ese giro radical y que el mismo nos dejará con la boca abierta. No solo los demás pueden ser quienes nos hagan bien también nosotros podemos ser esos ángeles que llevemos alegría y paz a quienes lo necesitan. Nos podemos convertir en esa persona inolvidable para ese alguien que nos pide ayuda.
Aquí estoy yo para darte mi apoyo incondicional y mis palabras de aliento. Quizás mi apoyo no sea suficiente y que al momento no logres internalizar mis palabras pero Dios me ha mandado a tu lado para aquí permanecer y hacerte sentir bien. Aquí estoy yo para recoger tus lágrimas y ser quien te inyecte esas alegrías que jamás habías pensado vivir. Tal vez no quite del todo tu tristeza pero no me rendiré hasta que cumpla mi propósito de hacerte feliz. Aquí estoy yo para acompañarte en el momento que quieras y cuantas veces sea necesario. Sé que en este instante quieres estar en completa soledad pero yo no te voy a dejar solo/a en estos momentos ni en cualquier otro que necesites de una mano amiga.
Aquí estoy yo para hacerte sentir más especial de lo que ya eres porque te lo mereces. Nunca pero nunca olvides lo mucho que vales para ti, para el mundo y para mí. Aquí estoy yo porque mi compromiso contigo es serio. Si alguna vez te dije que mi amistad era sincera no tienes por qué dudar ya que con mis acciones te lo estoy demostrando. Aquí estoy yo para ser parte de todas tus locuras. Estamos en riesgo de ganar o perder pero sabes que siempre estaré allí para apoyarte o aconsejarte. Aquí estoy yo para disfrutar contigo de esos instantes de calidad que avivan nuestra manera de vivir. Mientras pueda ser parte de ellos lograré que sean los mejores momentos de tu existencia. Aquí estoy yo para decirte que las veces que no esté podrás mirar al cielo y ver que Dios nunca te abandona. Aparte, en las noches puedes elevar tu mirada al brillante cielo y verás que una de las estrellas tiene mi nombre grabado. A ella le puedes hablar y yo recibiré el mensaje.
Cada vez que quieras desahogarte o simplemente disfrutar de la vida nunca olvides que aquí estoy yo.
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