A medida que vamos caminando por el sendero de la vida vamos disfrutando de las bendiciones que llegan a nosotros sin cesar. Por el otro lado, también nos tenemos que enfrentar a momentos difíciles que sin duda alguna ponen a prueba todos nuestros sentidos, en lo mencionado anteriormente es en lo que me voy a concentrar.
La vida no es color de rosa, siempre van a existir esos "golpes" que nos querrán descarrilar del camino. Son esos sucesos los que se encargan de dejarnos un mal sabor en la boca y un mal recuerdo en la mente. Algunos de esos cantazos son más fuertes que otros pero siempre van a provocar un remolino de sentimientos encontrados. Cada golpe recibido es una marca que llevaremos bien presente en nuestro ser. Aparte, son lecciones o experiencias que tendremos siempre guardadas en nuestro baúl de enseñanzas. A veces lo más difícil del mundo es el cómo podemos levantarnos del suelo después de tantas heridas recibidas.
¿Cómo superar los golpes de la vida? Lo primero que tenemos que hacer es aceptar que este momento es una lección que teníamos que aprender. Aceptar de que cometimos un error en algún momento dado o que simplemente necesitábamos pasar por esto para recordar de que la vida no es perfecta como a veces pensamos. En momentos de desesperación asumimos una actitud pesimista que como consecuencia nos lleva a culpar a otros o simplemente juzgarnos a nosotros mismos por lo que pasó. Hay que siempre recordar que con una actitud negativa no logramos nada, al contrario, empeoramos más nuestro entorno. Al sentirnos así debemos buscar la manera de frenar y utilizar esos pensamientos de manera constructiva para así llegar a un término medio.
Tengamos siempre en cuenta que cada golpe de la vida nos hace reflexionar sobre todo lo que ha pasado, lo que pudo pasar y nunca ha pasado y lo que puede pasar en un futuro. Esta es una manera de madurar en aquellas áreas débiles que a veces olvidamos que tenemos. Sabemos que hay cosas que ya no se pueden cambiar por más que lo deseemos. Esos golpes de la vida del pasado simplemente hay que dejarlos así porque ya no tienen remedio. Es por eso que hay que enfocar nuestras energías en el futuro porque puede que no podamos prevenir todos lo golpes que nos da la vida pero sí podemos cambiar el rumbo de nuestro destino para que los mismos no sucedan o que no sean tan fuertes. Fijemos nuestra mirada en lo bueno que nos deja cada caída de la vida porque siempre hay algo positivo que podemos usar para nuestras experiencias futuras.
Los golpes de la vida nos transforman de mil maneras pero nunca cambian nuestra esencia interna. Si nos mantenemos fuertes al momento de recibir el cantazo podremos seguir en carrera sin importar lo que venga después.
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