Y todo
comenzó con el típico encuentro de dos seres que coincidieron por casualidad en
el camino de la vida. Un encuentro en el
que el destino se encargó de darles a ambos un giro radical que los llevaría a
emprender una nueva aventura. Dos
historias muy distintas pero que estaban unidas por un sentimiento en
común: el amor. Eran dos personas creyentes del romanticismo,
de ese tipo de amor que lamentablemente se ha ido perdiendo en estos
tiempos. Seres como ellos son bien
difíciles de encontrar en este mundo tan cambiante. Ellos no tenían idea de que un simple hola
iba a desatar todo un mar de amor entre los dos.
Y es que el
romanticismo que ambos poseían en su interior creaba una mezcla perfecta porque
la química entre ambos era excelente.
Ellos tenían la ecuación perfecta que como resultado cargaba una pasión
desenfrenada en la atmósfera. Quizás
ellos no se daban cuenta pero eso era lo que se percibía a sus
alrededores. Para ellos todo momento
vivido era una velada romántica. Ambos
perdían la noción del tiempo ya que cada conversación les abría un mundo de
historias sin fin. Viajaban juntos en
cada cuento dejando al descubierto que ambos se identificaban con las escenas
relatadas. Ellos tenían vidas distintas
pero sólo bastaba hablar del tema para olvidarse de esas diferencias. Juntos se complementaban el uno al otro de
una manera que no se podía expresar con las palabras pero sí con los
sentimientos del corazón. Estaban viviéndose
el momento porque saben que tal vez no va a existir un mañana que puedan
disfrutar juntos.
El amor no
sólo los unía como tema de conversación sino que la escritura también hacia su
aparición estelar y al mezclarse provocaba lo que ya era de esperarse. Sin darse cuenta se empezaron a enamorar a
tal punto que en ese instante ya no podían diferenciar entre el amor que tenían
los protagonistas de la historia con el que ellos comenzaban a sentir en sus
corazones. Mientras más profundizaban el
tema más sentimientos comenzaban a nacer y a marcar profundo sus almas.
El amor es
una semilla especial que va germinando en los corazones de dos seres que se
aman con toda el alma. Era evidente que
esa semilla ya estaba creciendo dentro de ellos. Sus miradas profesaban amor puro, de esos que
ya están escasos en este mundo. Se veía
un vínculo especial que nada ni nadie podía romper. Cada historia lo confirmaba: el amor ya los había flechado. En algún momento el tiempo les daría la señal
de que esos sentimientos ya no se iban a poder esconder más.
En un abrir
y cerrar de ojos ellos se convirtieron en los dos enamorados que protagonizaban
cada historia escrita y relatada por ambos.
Dos enamorados que a través de la escritura se confesaron su amor pero
que aún ellos no se daban cuenta. Dos
enamorados que se amaban más allá de sus diferencias porque las mismas no eran
impedimento para hacer realidad su amor.
Dos enamorados que vivían un amor eterno y genuino, de esos que vale la
pena mantener sin pensarlo dos veces. Era algo que no había necesidad de explicar
porque con simplemente contemplarse en sus miradas era más que evidente que
esparcían amor entre ellos y a su vez llenaban el ambiente de pura alegría y
buenos sentimientos. Dos enamorados que
el destino juntó en el momento ideal para ver si se animan a vivir en su
realidad las historias que han relatado.
Tú + Yo =
Dos Enamorados
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