La vida es
una gran travesía que sólo se vive una vez. Cada historia es una que está llena de diversidad
y cuando nos detenemos para ver lo que hemos experimentado nos sentimos
orgullosos por estar viviendo cada día como si fuera el último. Todos los días Dios nos brinda una nueva
oportunidad para dar un paso más en el camino y cumplir fielmente con nuestros
propósitos. Cada escalón que subimos es una
pieza fundamental para dirigirnos hacia el destino que queremos. El lugar en el cual nos encontramos parados
ahora es el camino en donde estamos hoy.
Donde estoy
hoy es el resultado de mis decisiones y acciones del ayer. El pasado fue una parte clave para llegar a
donde estoy hoy pues de lo bueno y lo difícil he perseverado un mundo y he
logrado triunfar con gran emoción. Hay
ocasiones en que me he sentido incómoda en el lugar donde estoy pero sé que
esto es parte del proceso de crecimiento y que al adaptarme al cambio se puede
tener un caminar más llevadero. De todo
un poco me ha pasado a lo largo de mi vida pero a pesar de ello me siento a
gusto en donde me encuentro hoy. Continúo
sembrando todo lo que edifica ya que la semilla del hoy se va a convertir en el
fruto que voy a ir cosechando a lo largo de mi caminar.
La vida no
es nada fácil pues sólo los valientes logran vivirla a plenitud. A través del sendero nos tocará detenernos en
una o varias ocasiones pero cuando enfocamos nuestra mirada en lo que anhelamos
agarramos más fuerzas y emprendemos rumbo hacia el punto donde queremos estar. La clave en todo esto es el de ser felices
sin importar las adversidades que vengan y sentirnos bien en la posición donde
nos encontramos. Asegúrate que en el
lugar en donde estas hoy sea el que realmente tú querías estar. Si no es así aun tienes tiempo para seguir
dando pasos y llegar a tu destino, a ese camino que Dios planificó para ti.
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