Una vida,
muchos caminos para elegir y uno sentirse que está en medio de la nada. La mente se queda en blanco y el cuerpo se
queda completamente estático. Mirar
hacia los alrededores y sentir una terrible confusión que cada día me envuelve más
y más. Elevo la mirada hacia el cielo en
busca de respuestas pero el mismo se oscurece ante mis ojos y me niega ese
privilegio de recibir una contestación. El
horizonte está frente a mí pero no logro visualizar algo concreto. El camino se vuelve tinieblas y el frío del
viento acaricia mi piel en señal de mi única compañía. La depresión se hace sentir en todo su
esplendor. Las fuerzas se han ido para
no volver y caigo abatida al suelo. Las
lágrimas de sangre caen una y otra vez y el corazón está desgarrado de tanto
dolor. ¿Por qué me siento así?
Son muchas
las ocasiones en que nos sentimos decaídos y en medio de una encrucijada de la
cual no vemos ni una salida. Sentir que nadie
entiende nuestra aflicción por más explicaciones que demos. Sentir que la oscuridad camina de mi lado y
no le da espacio al sol para que salga a brillar. Sentirse cada día más sola y no encontrarle
lógica a nada de lo que se visualizaba.
Caminar desorientada por el valle de la incertidumbre buscando
respuestas y sentir que estoy muy ciega para verlas o muy sorda para
escucharlas. Sentirme como una niña
desprotegida ante todo el peligro que existe.
En medio de
la nada y sin saber qué hacer. Con tanto
para elegir y no saber escoger entre lo que me beneficia o me perjudica. En medio de la nada y sentir que cada día me
hundo más en el abismo. En medio de la
nada desesperada por salir de esta laberinto.
El plan para mi vida está allí pero ahora mismo no lo puedo ver. Ojalá y algún día se pueda revelar claramente
ante mis ojos y así pueda continuar el trayecto de la vida en completa paz.
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