Cada ser
humano es diferente en su forma de ser, en su manera de pensar y en la medida
en que se deja influenciar por las circunstancias de la vida. Somos seres cambiantes pues reaccionamos
desde un punto de vista diferente y en tan sólo segundos inferimos
erráticamente ante los eventos que se nos presentan.
Por este
medio quiero dejarte saber acerca de mis experiencias y enseñanzas durante un
lapso de la etapa de mi vida. Aprendí que
la ausencia de una persona te dice más que su presencia, que el amor confunde
cuando quieres comprenderlo todo y terminas entendiendo cuando el amor deja de
ser. Con el pasar de los días y del
tiempo me he dado cuenta que a veces estamos con la persona ideal por las
razones incorrectas o tal vez con la persona equivocada por las razones correctas. Cuando uno ama confía y “Nunca” quita. No tan sólo es el amor a una pareja, sino
también a todo lo que ves, oyes, hueles y tocas porque es lo que nos recuerda
que estamos vivos, activos y llenos de potencial. Yo quería tratar de conocer y sacar el ser
humano que vive dentro de ti, esa persona que contemplaba con una mirada
profunda. Llegué a pensar y a tener esta
filosofía limitada que si mi relación terminaba “Todo iba a ser un fracaso” y
no es así porque ahora lo considero como un escalón hacia arriba. Como dice el refrán: Lo que no nos mata nos hace
más fuertes. Nadie le pertenece a
nadie, no hay amor más grande que el que dejas ir cuando el viento se lo quiere
llevar. Duele más querer retener a
alguien que dejarlo ir.
En la
vida, todo se compone de momentos. Por
un momento he llegado a ser y pensar muchas cosas buenas y no tan buenas. Sin embargo, un momento cambia, destruye y a
la vez transforma así como lo es todo en el amor. Maravilloso es verse en los ojos de una
persona y saber que no es un reflejo, sino que realmente está dentro de nuestra
alma. Descubrí que el amor es todo menos
aflicción. El dolor es el problema que
tenemos con las ataduras, el poco conocimiento del amor, el miedo a que el amor
mismo deje de ser y el rechazo a descubrir que hay algo que no está bien. Quizás el dolor es el momento justo cuando
estamos a punto de comprender que lo que estamos viviendo no es el amor. Hay momentos en nuestras vidas que nos
topamos con una persona que nos hace cuestionarnos y al hacerlo nos comprometemos
a descubrir sentimientos en la “caja de molestias”. Es ahí donde guardamos las emociones que
apartándolas creemos que van a desaparecer pero en realidad nos hacen crecer y
seguir hacia adelante. A veces nos entra
la desesperación y queremos solucionar toda una relación en un día o lo más
rápido posible. El problema de la
desesperación no está en lo que quieres solucionar sino en ti mismo porque la
necesidad de ver un cambio inmediato en tu vida marca el grado de infelicidad
que tienes. El grado de necesidad que
puedes tener por alguien es el nivel de insatisfacción que tienes en tu
persona. Nada en la vida es más
importante que la vida de uno mismo. La
vida nos empieza a dar respuestas sin pedirlas y nos brinda las experiencias
necesarias que nos preparan para las siguientes.
Es por
esto que aprendí; que uno no debe llevar cargas ni preocupaciones ajenas basta
con las que uno tiene a diario. Aprendí
a estar dispuesta a recibir de una persona sólo lo que ese ser humano puede
ofrecerme. Finalizo diciendo que aprendí
que la vida consta básicamente de experiencias y enseñanzas, sin ellas yo no
sería la persona que estas viendo en el día de hoy.
Escrito redactado por Mireily Laboy en colaboración con Yahaira Santos
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